viernes, 20 de julio de 2018

1130


El hielo de la muerte estaba en el vidrio –
“Cuida tu flor”, dijo.
Como marinos luchando contra una filtración de agua
combatimos a la mortalidad –

Sostuvimos nuestra pasiva flor delante del mar –
de la montaña – del sol –
No obstante, incluso sobre la repisa escarlata del sol
el hielo comenzó a gatear –

Pusimos cuñas entre la flor y la repisa –
por medio de una palanca –
Pero, tan fácilmente como lo hace la estrecha serpiente,
el hielo puso traspiés en el camino

hasta que toda la belleza desamparada de la flor
se encorvó, y comenzó nuestra rabia –
Lo perseguimos hasta su barranco,
lo ahuyentamos hasta su guarida –

Odiamos a la muerte. Odiamos a la vida.
No teníamos a dónde ir –
Existe un mar y un continente más grande –
la tristeza –



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