lunes, 18 de enero de 2016

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Algo en un día de verano,
mientras lentamente se apagan las antorchas,
me hace solemne.

Algo en un mediodía de verano –
una hondura – un azul – un perfume –
va más allá del éxtasis.

Algo fascinantemente brillante
incluso dentro de una noche de verano.
Aplaudo cuando lo observo.

Luego cubro mi cara que ha fisgoneado mucho.
No sea que esa gracia sutil – tintineante,
aletee demasiado lejos de mí –

No conocen pausa los dedos hechizantes –
Aún fatiga a su lecho angosto
el arroyo púrpura dentro del pecho –

El Oriente muestra todavía su bandera ámbar -
Todavía el sol, a través de los riscos,
conduce al rojo cortejo –

Todos ellos finalizan su alegre prodigio –
de ese modo, mirando sin descanso – la noche – la mañana.

Por mi parte me encuentro caminando entre los rocíos
durante este, otro día de verano. 

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