jueves, 14 de enero de 2016

88



Un corazón no tan pesado como el mío,
caminando tarde a casa –
al pasar por mi ventana
silbó una melodía –

un descuidado fragmento – una balada –
una callejera cantinela –
No obstante, para mis oídos irritados,
el calmante más dulce –

Fue como si un pájaro charlatán
cantara y cavilara, y cantara
vagando por estos senderos –
Y luego, despacio, se alejara graznando.

Fue como si un arroyo entusiasta
en una penosa senda
dispusiera unos sangrantes pies a hacer minuetos –
sin saber por qué –

La noche regresará – mañana –
Cansada y condolida – quizás –
Clarín, te pido
que pases por mi ventana una vez más. 

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