domingo, 10 de enero de 2016

72



Ascendió esta tarde hace un año.
Lo recuerdo bien.
Sin campanas ni gritos de júbilo.
Los testigos pueden corroborarlo.
Dichoso – como hacia la aldea –
Tranquilo – como hacia el reposo –
Arrepentido – como hacia la capilla –
este humilde turista subió.
No habló de regresar.
No aludió a ningún tiempo
en que, si las ventiscas fueran propicias –
podríamos ir a buscarlo.
Agradeció las rosas
en ramillete diferente del de la vida –
Habló suavemente de especies nuevas
para ir por ellas otro día;
Seduciendo así al prodigio
hizo más cercano a lo prodigioso –
Las manos ocupadas en las amarras –
El respeto de la muchedumbre aumentó -
Yo también fui ascendida desde nuestra visión
a nuevos rostros.
Con la diferencia – de que una margarita –

es toda la serenidad que conocí. 

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