sábado, 7 de mayo de 2016

414

Cosas muy alegres
hieren – por su propia multitud
de imaginería –
inconcebiblemente solemnes.

Sus lejanos desfiles – ordenan sobre la mirada
un espectáculo suplicante –
con un lujo silencioso –

Las banderas se observan con valentía –
pero ningún ojo auténtico
pasó nunca por delante de una de ellas –
sin vacilar –

La música es de triunfo –
pero el oído sutil
retrocede con placer.
Los tambores están muy cerca –


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