domingo, 5 de junio de 2016

504

A las cuatro en punto los pájaros comenzaron
Su periodo para la aurora –
Una música numerosa como el espacio –
Pero con rayos, como el mediodía –

No podría medir bajo conteo su fuerza –
Sus voces pudieron distribuirse
Igual que el arroyo dispensa al arroyo
Para multiplicar el estanque.

Los testigos no estaban presentes –
Excepto un hombre ocasional –
Vestido con sencilla industria –
Para sorprender a la mañana –

Ni fue por aplauso –
Que conseguí determinar todo esto –
Fue éxtasis independiente
De deidad y de hombres –

A las seis la riada había concluido –
No se presentó tumulto
De vestirse, ni partida –
Y, no obstante, la bandada – se había ido –

El sol absorbió el Este –
El día controló el mundo –
El milagro que había escrito el prólogo
Fue olvidado una vez se cumplió.



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