martes, 14 de junio de 2016

514

En tres ocasiones – nos separamos –la respiración – y yo –
En tres ocasiones – no quiso irse –
Sino que luchó por sacudir el abanico sin vida
Que las aguas – se esforzaban en detener.

En tres ocasiones – las olas me arrojaron hacia arriba –
Después me agarraron – como a un balón –
Luego hicieron gestos azules en mi rostro –
Y echaron lejos una vela;

Me gustó ver – que se arrastraba a leguas de allí –
Mientras muero – pensar –
Qué placentero observar una cosa
En la que – hay – rostros humanos –

Las olas fueron durmiéndose – La respiración – no –
Los vientos fueron amainando – como niños –
Entonces el amanecer besó mi crisálida –
Y me levanté – y viví –



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