Siempre he sentido –como una
injuria
Lo que le hicieron – a aquel
viejo Moisés –
Dejarlo ver – Canaán –
Sin poder entrar –
Y aunque en momentos más
sobrios –
No existe Moisés
Que logre satisfacerme – el
romance
En asunto de injuria –
Supera al más hábilmente
instituido –
El de Esteban – o el de Pablo
–
Pues estos – tan solo fueron
ejecutados –
Mientras que la voluntad más
sagaz de Dios
Parecía detenerse – en Moisés
Con un insoportable juego
Como un niño mayor – podría
tratar con un niño menor –
Para demostrar capacidad –
La culpa – fue sin duda de
Israel –
Si hubiera dependido de mí –
habría
Desterrado a las tribus – y
acompañado
Al gran viejo Moisés vestida
de Pentateuco
A la plena posesión.
Que él hubiese visto – era
poco –
Hombre viejo sobre el Nebo,
así de tarde –
Mi justicia sangra – por ti.
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