El viento – como hombre
cansado –
Dio pequeños golpes a mi
puerta –
“Bienvenido” respondí
atrevida,
Como una anfitriona –
Y entonces entró en mi casa.
Un huésped rápido – sin pies
–
A quien ofrecerle una silla
Sería tan imposible como
acomodar
Un sofá en el aire –
No tenía huesos que lo ataran
–
Su manera de hablar era como
la embestida
De innumerables pájaros que
cantan todos a la vez
Desde un árbol superior –
Su semblante – una oleada –
Sus dedos soltaron, a su
paso,
Una música – como de
canciones temblorosas,
Sopladas sobre un cristal –
Me visitó – aun revoloteando
–
Después, como un hombre
tímido,
Volvió a dar pequeños golpes
–
Se fue, emocionado –
Y me quedé sola –
No hay comentarios:
Publicar un comentario