jueves, 14 de julio de 2016

621

El viento – como hombre cansado –
Dio pequeños golpes a mi puerta –
“Bienvenido” respondí atrevida,
Como una anfitriona –
Y entonces entró en mi casa.

Un huésped rápido – sin pies –
A quien ofrecerle una silla
Sería tan imposible como acomodar
Un sofá en el aire –

No tenía huesos que lo ataran –
Su manera de hablar era como la embestida
De innumerables pájaros que cantan todos a la vez
Desde un árbol superior –

Su semblante – una oleada –
Sus dedos soltaron, a su paso,
Una música – como de canciones temblorosas,
Sopladas sobre un cristal –

Me visitó – aun revoloteando –
Después, como un hombre tímido,
Volvió a dar pequeños golpes –
Se fue, emocionado –
Y me quedé sola –



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