domingo, 6 de marzo de 2016

258


Hoy – he venido a comprar una sonrisa –
Pero solo una sonrisa –
la más pequeña entre tus mejillas –
me sentaría igual de bien –
La sonrisa que a nadie más le haría falta
porque se mostraría diminuta –
Estoy pidiendo ante el mostrador – “Señor –
¿tendría usted un tiempo para vender?

Tengo diamantes – en mis dedos.
Usted sabe cómo son – los diamantes.
Tengo rubíes – idénticos a la sangre del atardecer –
Y topacio – como la estrella.
Sería gran negocio para un judío como usted.
Dígame - ¿puedo llevar esta sonrisa – señor?”


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