lunes, 21 de marzo de 2016

300


La preocupación me ha incitado – a una historia así –
Cómo cayeron los parientes –
hermanos y hermanas – que prefirieron la gloria –
Su joven voluntad
se rebajó en el patíbulo, o – cantó – en calabozos –
hasta el tiempo de la plenitud de Dios –
cuando – sonriendo – dejaron que se fuera la ignominia –
cuando la vergüenza calló –

Mi quejumbrosa fantasía me conduce a cumbres imaginadas,
llevadas con presteza
por cabezas excluidas – en la tierra de abajo –
Ese espíritu le hace a ella mención perpetua
de los hombres de ese lugar –
de manera que yo – llena de arrojo –
camine marcial – a mi crucifixión –

Apenas las trompetas – retumbaron –
han marchado en revolución – pies pequeños
como los míos, firmes ante el sonido del tambor –
Manos – no tan robustas – enarbolaron las trompetas –
como testimonio – cuando el habla se tornó muda –
Pueda que yo no dañe sus sublimes conductas –
educada en el ingenio –
haciendo señas – una invitación etrusca –
hacia la luz –


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