miércoles, 16 de marzo de 2016

285


El amor que un niño puede manifestar – aquí abajo –
sólo es un filamento
de esa más divina – cosa – yo lo sé –
que se desvanece sobre el rostro del mediodía –
hace trizas la yesca en el sol –
y paraliza – las alas del arcángel Gabriel.

Es aquello que – en música – sugiere – y oscila –
y desde muy lejos – en los días de verano –
destila – un incierto – dolor –
Es aquello que – nos entristece en occidente –
y tiñe con horripilante – yodo –
el arrobamiento hacia oriente.

Es aquello que – invita – asusta – provee –
se resbala – ofrece luz del alba – comprueba –
disuelve – retorna – alude – apresa – fascina –
y luego – arroja al Paraíso.



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