Asesina a tu bálsamo – y que
sus olores te bendigan –
Desnuda tu jazmín – para la
tormenta –
y la flor echará a volar su
perfume más loco –
dispuesto tal vez – a alegrar
tu noche de verano –
Húndele el puñal al ave – que
edificó en tu pecho –
si tan solo lograras retener
su última tonada –
El pájaro grazna: “perdónalo”
– Grazna: “O algo mejor:
canta dichosa para él –
cuando me haya ido”.
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