Adentro – la lámpara arde
segura –
Aunque los siervos – provean
el aceite –
esto no le interesa al
ocupado mechero –
en su fosfórica prisa.
La esclava – se olvida – de
colmarla –
La lámpara – dorada – sigue
ardiendo –
inconsciente de que el aceite
se ha acabado –
y de que la esclava – se ha
marchado.
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