Puedo remar entre el
sufrimiento –
balsas enteras de él –
Estoy acostumbrada a eso –
Pero un mínimo empujón de
dicha
desconcierta a mis pies –
y – ebria – me tambaleo –
Que ninguna pequeña piedra
–se burle –
Fue culpa de este nuevo licor
–
Eso era todo.
El poder solo es dolor –
vestido con cuerdas – de
disciplina,
hasta que sus pesas – ahorcan
–
Propínales bálsamo – a los
gigantes –
y sollozarán como hombres –
Propínales el Himalaya –
se lo – echarán a cuestas.
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