Se ha detenido un reloj –
No el de la chimenea –
ni la más lejana destreza de
Ginebra
puede poner a saludar a esta
marioneta –
que en este mismo momento
quedó inmóvil
y colgando –
Una sorpresa asaltó al adorno
del reloj.
Las figuras numéricas
doblaron su espalda –
con dolor –
Luego oscilaron fuera de los
decimales –
dentro del mediodía carente
de grados –
No irá a buscar un médico –
este péndulo de nieve –
Lo importuna el hombre del
mercado –
mientras un frío –
despreocupado No –
indica desde las doradas
manecillas –
desde los delgados segunderos
–
décadas de arrogancia
entre la vida del mecanismo
interno del reloj –
y él –
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