El amor que un niño puede
manifestar – aquí abajo –
sólo es un filamento
de esa más divina – cosa – yo
lo sé –
que se desvanece sobre el
rostro del mediodía –
hace trizas la yesca en el
sol –
y paraliza – las alas del
arcángel Gabriel.
Es aquello que – en música –
sugiere – y oscila –
y desde muy lejos – en los
días de verano –
destila – un incierto – dolor
–
Es aquello que – nos
entristece en occidente –
y tiñe con horripilante –
yodo –
el arrobamiento hacia
oriente.
Es aquello que – invita –
asusta – provee –
se resbala – ofrece luz del
alba – comprueba –
disuelve – retorna – alude –
apresa – fascina –
y luego – arroja al Paraíso.
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