domingo, 20 de marzo de 2016

298


Los condenados – reparan en el amanecer
con un placer singular –
porque – la próxima vez que arda allá afuera
dudan de ser sus testigos –

El hombre – que morirá – mañana –
escruta al pájaro de la pradera –
porque su música incita al hacha
que reclama su cabeza –

Dichosa – por aquel a quien el amanecer
enamorado precede – al día –
Dichosa – por aquel a quien el pájaro
le tiene cualquier otra cosa excepto una elegía.


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