¿Qué estaría dispuesta a dar
por ver su rostro?
Mi vida – daría mi vida – sin
duda –
Sin embargo, eso no es
suficiente.
Espera un minuto – déjame
pensar.
Daría mi pájaro charlatán más
grande.
Ya tenemos dos – él – y la
vida.
Sabes de sobra quién es Junio
–
A él le daría –
rosas de Zanzíbar todos los
días –
y cartuchos de lirio –
iguales a pozos –
abejas – por secciones
angostas de azul –
flotillas de mariposas –
enviadas por mar –
y valles espejeados por
prímulas –
Tengo además acciones en
bancos de Primrose –
reservas de narcisos
–deliciosas existencias en bodegas –
dominios anchos – como el
rocío –
bolsas repletas de lingotes –
abejas aventureras
llegadas a mí – desde mares
celestiales –
y púrpura – de Perú.
Ahora, dime, viejo Shylock –
¿lo he comprado o no?
Fírmame la constancia.
“Juro pagar
a esta mujer – quien acaba de
prometer todo esto –
una hora – para que observe
la cara de su soberano”.
Contrato de éxtasis.
Tacaña gracia.
El precio de mi reino
deleitable.
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