martes, 8 de marzo de 2016

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¿Qué estaría dispuesta a dar por ver su rostro?
Mi vida – daría mi vida – sin duda –
Sin embargo, eso no es suficiente.
Espera un minuto – déjame pensar.
Daría mi pájaro charlatán más grande.
Ya tenemos dos – él – y la vida.
Sabes de sobra quién es Junio –
A él le daría –
rosas de Zanzíbar todos los días –
y cartuchos de lirio – iguales a pozos –
abejas – por secciones angostas de azul –
flotillas de mariposas – enviadas por mar –
y valles espejeados por prímulas –

Tengo además acciones en bancos de Primrose –
reservas de narcisos –deliciosas existencias en bodegas –
dominios anchos – como el rocío –
bolsas repletas de lingotes – abejas aventureras
llegadas a mí – desde mares celestiales –
y púrpura – de Perú.

Ahora, dime, viejo Shylock –
¿lo he comprado o no?
Fírmame la constancia.
“Juro pagar
a esta mujer – quien acaba de prometer todo esto –
una hora – para que observe la cara de su soberano”.
Contrato de éxtasis.
Tacaña gracia.
El precio de mi reino deleitable. 


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