viernes, 11 de marzo de 2016

274


De nuevo – su voz en la puerta –
Siento la vieja reputación –
Lo oigo preguntarle a la criada
por una mujer – igual a mí –

Tomo una flor –
para justificar mi rostro –
Él no me ha visto – en esta vida –
Yo podría darle una sorpresa a su mirada.

Atravieso el corredor con pasos confusos –
Silenciosa – cruzo por la puerta –
Miro todo lo que este mundo contiene –
Sólo su rostro – nada más.

Conversamos con distracción – y ansiedad –
una suerte de estrofa emplumada –
Cada uno – haciendo cálculos – con timidez –
A cuánta – precisa – profundidad
había estado – el otro –

Damos un paseo – Dejo en casa – a mi perro –
Una tierna – pensativa luna –
va con nosotros – solo durante un fragmento del camino –
Y – luego – estamos solos –

Soledad – si es que los ángeles están solos
la primera vez que experimentan el cielo.
Soledad – si es que existen – esas caras ocultas –
que no podemos identificar – en las alturas.

Yo daría – la púrpura – de mis venas –
por vivir esa hora – otra vez –
Pero él debe contar las gotas – sólo él –
mi precio por cada mancha.


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