La condena es una casa sin puerta –
Se puede entrar desde el sol –
y luego se arroja la escalera,
porque la huida – ha terminado –
A la casa le brinda variedad el sueño
de lo que los otros hacen afuera –
donde juegan las ardillas – las bayas maduran –
y los abetos – se inclinan – delante de Dios –
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