A veces dejo caer, por una premura,
el pensamiento de que estoy viva –
El saber es una delicia anónima –
El concebir – es una delicia más disparatada –
Ese dolor consuela, y es tan monstruoso
que aunque estés destrozada todo el día,
sin un solo momento de respiro –
morir – me parece muy lejano –
El delirio – divierte al miserable
por quien relincha el patíbulo –
El balanceo de la hamaca arrulla
las cabezas que están muy cerca del Paraíso –
Un arrecife – arrastrado, con simpleza, del mar
digiere la línea frágil –
El marinero no se entera de ese golpe –
hasta que él mismo sobrepasa el dolor –
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