domingo, 12 de febrero de 2017

741

La naturaleza – es la madre más amable,
no pierde la paciencia por ninguno de sus niños –
ni por el más débil – ni por el más díscolo –
Sus reprimendas son dulces –

Es oída – en el bosque – y la montaña –
por quien quiera que viaje –
mientras detiene a la ardilla rampante –
o al ave muy impetuosa –

Cuán cálida es su conversación –
una tarde de verano –
También su hogar – su asamblea –
Y cuando el sol desciende –

su voz entre las alamedas de los árboles –
motiva a la plegaria tímida
del grillo más pequeño –
de la flor más indigna –

Cuando todos sus niños duermen –
ella voltea la espalda
durante el tiempo suficiente para encender
sus lámparas –

En ese momento, inclinándose sobre el cielo –
con infinito afecto – y más infinita delicadeza –
su dedo de oro sobre su labio –
quiere silencio – en todas partes –



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