El sol continuaba posándose – posándose –
Aún no percibía ninguna gritería de tarde –
sobre la aldea –
Era mediodía de casa en casa –
El atardecer continuaba cayendo – cayendo –
Aún no había rocío sobre la hierba –
excepto el que se detuvo sobre mi frente –
y corrió por mi rostro –
Mis pies siguieron durmiéndose – durmiéndose –
Aun mis dedos estaban despiertos –
No obstante, ¿por qué no hago ruido –
según mi parecer?
Qué bien conocía, antes, la luz –
Ahora no podría verla –
Lo que estoy haciendo – es morir –
pero no me atemoriza saberlo –
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