Cayó muy bajo – en mi propia consideración –
Lo oí golpearse contra la tierra –
y volverse pedazos en las piedras
del fondo de mi mente –
Sin embargo culpé al destino, que propició –
menos fracturas en comparación con el modo
en que me acusé a mí misma, por cobijar
productos de plata en mi anaquel plateado –
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