Emily Dickinson
jueves, 16 de febrero de 2017
755
Cambiar, sí. Cuando cambien las montañas.
Dudar, sí. Cuando el sol se pregunte
si su gloria
es la única perfecta –
Hartarme, sí. Cuando el narciso se canse
del rocío –
Así como él – Señor –
un día me hartaré – de ti –
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