¡Ah, Tenerife!
¡Montaña replegada!
Las púrpuras de varios siglos – hacen una pausa
para ti –
El atardecer – pasa revista a su ejército azul
–
El día – te deja caer su rojo adiós –
Silenciosa – vestida con su malla de hielos –
muslo de granito – y músculo – de acero –
Desentendida – al mismo tiempo – del lujo –
y de la separación –
¡Ah, Tenerife!
Yo sigo aquí – hincada de rodillas –
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