Alejada del accidente de
perder;
por culpa del accidente de
vencer
que nunca llegó a mis simples
días –
yo misma tuve justamente que
ganar –
Tan inconsciente – de las
riquezas
como lo es el mayo marrón
de las perlas en aguas
orientales –
marcadas con el signo de su
propiedad –
Cuánto jolgorio agitaría su
lenta concepción –
si tuviera el poder de soñar
que – excepto la fracción de
la dote –
las perlas incluso lo estaban
esperando –
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