Había – estado – lejos de
casa – durante años –
Y ahora – delante de la
puerta –
No me atrevía a abrir – para
evitar que una cara
A la cual nunca antes había
visto
Mirara sin descanso mi propia
cara –
Y preguntar por mi propósito
en ese lugar –
Mi propósito era – solo una
vida que dejé –
¿Vivía ella – aun allí?
Busqué a tientas mis nervios
–
Examiné con gran cuidado las
ventanas –
El silencio – rodó como un
océano –
Y empezó a romper contra mis
oídos –
Reí con una sonrisa de madera
–
Cómo era posible – que yo
tuviera miedo de una puerta –
Yo que había encarado – al
peligro – y a los muertos –
Sin embargo nunca – antes
había temblado –
Apreté mi mano – al picaporte
–
Con una temblorosa precaución
–
Para evitar que la
horripilante puerta se volviera
Atrás con un salto – y me
echara por el suelo –
Retiré mis dedos con cautela
de cristal –
Y puse en alerta a mis oídos
– y como un ladrón
Salí sigilosa – ansiosa – de
esa casa.
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