domingo, 22 de mayo de 2016

454

Ascendí – porque él se hundía –
Pensé que iba a ser al contrario –
Sin embargo, cuando su poder flaqueó –
Mi alma quedó erguida.

Le di ánimo a mi fracasado príncipe –
Canté firmes – uniformes – cánticos,
Le brindé alivio a su tenue película – con himnos –

Y cuando se apartaron los rocíos
Que mantenían suave a su frente –
Me encontré con él –
Bálsamo a bálsamo –

Le dije: lo mejor – tiene que pasar
Por este bajo arco carnal –
No hay casco que sea tan valiente
Como para despreciar a la tumba –

Le hablé de mundos que conocí,
Donde fueron criados emperadores –
Quienes nos llevaban en su corazón
Sólo si éramos veraces –

Así, con músculos de himnos –
Nervios de adentro –
Y modos que – hasta ese momento – yo ignoraba
Que conocía –
Lo levanté –



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