jueves, 12 de mayo de 2016

431

Si puedo tenerlo cuando se haya muerto,
tan siquiera con eso – estaré contenta –
Si empieza a pertenecerme
justo en el momento de expirar –

incluso si lo encierran en el sepulcro,
será una felicidad que no logro medir –
pues aunque te encierren en una tumba
yo – puedo obtener la llave –

Piensa en esto, amante mío. Tú y yo
con autorización – para estar frente a frente –
después de una vida – en una muerte –
llamémosla así – porque eso era muerte –
y esto – eres tú –

Te lo relataré todo – cuán mezquino se volvió todo –
Cuánta medianoche sentí – dentro de mí –
en un principio – cómo se detuvieron todos los relojes
del mundo – y el sol me puso triste –

Hacía tanto frío – después, como el dolor se durmió –
solo un poco – como si mi alma fuera sorda y muda –
haciéndote unas breves señas – de una lado a otro –
para que de ese modo – pudieras notarme –

Te relataré cómo he intentado conservar una sonrisa
para mostrártela cuando esta llanura
esté ya vadeada – cuando miremos atrás,
en son de broma, a esos viejos tiempos – en el Calvario.

Perdóname si la tumba llega lentamente –
porque codicio verte –
Perdóname si acariciar tu hielo
aleja la visión del Paraíso.



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