Mi fe es más amplia que las
montañas –
Así pues, cuando las montañas
sucumben –
Mi fe debe treparse en la
rueda púrpura
Para indicarle el camino al
sol –
Lo primero es que él ponga
sus pisadas en la veleta –
Luego – en la colina –
Y después que se vaya del
mundo
A hacer su dorada voluntad –
Si sus pies amarillos
fallaran –
El pájaro no podría
comparecer –
Las flores se dormirían en
sus tallos –
El paraíso no tendría
campanas –
Cómo atreverme, entonces, a
escatimar una fe
De la cual depende algo tan
vasto –
Sin que el firmamento me
desamarre –
El remache de las correas.
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