martes, 31 de mayo de 2016

489

Mi fe es más amplia que las montañas –
Así pues, cuando las montañas sucumben –
Mi fe debe treparse en la rueda púrpura
Para indicarle el camino al sol –

Lo primero es que él ponga sus pisadas en la veleta –
Luego – en la colina –
Y después que se vaya del mundo
A hacer su dorada voluntad –

Si sus pies amarillos fallaran –
El pájaro no podría comparecer –
Las flores se dormirían en sus tallos –
El paraíso no tendría campanas –

Cómo atreverme, entonces, a escatimar una fe
De la cual depende algo tan vasto –
Sin que el firmamento me desamarre –
El remache de las correas.



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