Había tenido hambre durante
tantos años –
Había llegado mi mediodía –
para comer –
Temblando me acerqué a la
mesa –
Y toqué el curioso vino –
Eso fue lo que vi sobre las
mesas –
Cuando regresé hambrienta a
casa
Buscaba en la despensa la
riqueza
Que no podía anhelar para mí
–
No reconocí al pan generoso –
Era tan poco parecido a la
migaja
Que los pájaros solían
compartir conmigo, a menudo,
En la mesa del comedor – de
la naturaleza –
La abundancia me hizo mucho
daño –
Era tan nueva para mí – que
me sentí enferma –
Y extraña – como la baya de
un arbusto montaraz
Trasplantado – al camino –
Ya no tenía hambre –
Así descubrí que el hambre –
es una característica
De personas que están fuera
de la despensa –
Y que el entrar en ella – lo
quita –
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