domingo, 22 de mayo de 2016

455

Me fue encomendado por los dioses –
Cuando yo era solo una niña pequeña –
Tú sabes que ellos nos dan muchos regalos –
Cuando somos nuevos – y de corta estatura.
Lo guardé entre mi mano –
Nunca lo abandoné –
No me atrevía a comer – ni a dormir –
Pues tenía miedo de que se fuera –
Cuando iba de prisa a la escuela –
Oí palabras como “afortunada” –
Provenientes de labios en esquinas de calles –
Y enfrenté aquello con una sonrisa.
¡Afortunada! Yo era – la afortunada –
Adquirir el nombre del oro – y ser dueña del oro –
En sólidos lingotes –me hizo audaz – la diferencia –



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