domingo, 8 de mayo de 2016

418

Tus riquezas me educaron en la pobreza.
A mí, una millonaria
en pequeñas riquezas –
como las que pueden exhibir las niñas –
Hasta que, amplio como Buenos Aires –
juntaste – un Perú diferente –
a tus dominios –
y yo hice un cálculo – de toda la pobreza –
por el estado de vida – que tenía contigo.

De minas sé muy poco –
Solo los nombres – de las gemas –
los colores de la más convencional –
y extraña de las diademas –
Tanto que si me encontrara – con la reina –
podría reconocer – su gloria –
Sin embargo, esta – tiene que ser
una riqueza distinta –
para que los mendigos – la echen de menos –
de esa manera.

Estoy segura de que eres una piedra de India –
para quienes te observan – todo el día –
sin obstáculo – sin censura –
Ojalá – fuera yo el judío experto en joyas.
Yo sé que esta Golconda –
se encuentra más allá de mi capacidad de soñar –
Tener una sonrisa – como mina – cada día –
es mucho mejor – que poseer una gema.

Al menos – consuela – saber
que existe – un oro –
aunque yo lo pruebe justo con el tiempo medido
para ver – su distancia,
para intuir – su lejano – lejano – tesoro –
para realizar una estimación – de la perla –
que se escurrió entre mis – simples – dedos
cuando yo aún era – una niña –
y estudiaba en el colegio.



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