miércoles, 18 de mayo de 2016

448

Morí por la belleza –
Estaba recién acomodada dentro de mi tumba
Cuando a uno que murió por la verdad
Le fue asignada una habitación contigua –

Preguntó entre susurros por qué había fallecido yo.
“Por la belleza”, le respondí –
“yo por la verdad – ambas son una –
Somos camaradas”, dijo –

Así pues, como parientes que se conocieron por una noche –
Conversamos de habitación a habitación –
Hasta que el musgo atrapó a nuestros labios –
Y tapó – nuestros nombres –



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