viernes, 13 de mayo de 2016

432

Leí mi sentencia con fortaleza –
la repasé con los ojos
para ver que yo no había cometido ni un error
En su cláusula más extrema –
la fecha, y la manera, de la vergüenza –
luego la piadosa forma,
ese “Dios tenga misericordia” del alma.
El jurado votó por él –
Yo familiaricé a mi alma – con su compleja situación –
para que durante el momento final
no se presentara una nueva agonía –
más bien para que ella y la muerte, ya conociéndose –
se encontraran de modo tranquilo, como amigas –
la saludara y después falleciera, sin otra novedad –
y ahí concluyera el asunto –



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