domingo, 22 de mayo de 2016

456

Una prisión termina por convertirse en amiga –
Entre su cara pesada y nuestro rostro –
Está expresado un parentesco –
Y acudimos a sus estrechos ojos –

Para buscar con gratitud
El rayo de luz adecuado
Que ella nos prodigará –
Por igual –
Lo hemos establecido como nuestro alimento –
Lo hemos anhelado –

Aprendemos a conocer las tablas
Que responden a nuestros pies –
Al principio – sonido muy miserable –
Pero no tan dulce como ahora –

Idéntico al chapotear en los charcos –
Cuando la memoria era una niña –
Un circuito más humilde –
Una alegría geométrica –

La postura de la llave
Que interpone el día a nuestros afanes –
No es tan real
La mejilla de la libertad –

Como este acero fantasmal
Cuyas características están tan presentes
Para nosotros – día y noche –
Como las nuestras –
Y casi tan sin – escapatoria –

La estrecha ronda de vigilancia – el turno –
El lento intercambio de esperanza – de algo
Más pasivo – más contenido.
La libertad que conocíamos

Era demasiado escarpada como para mirar
Hacia arriba – era evitada – como un sueño –
Demasiado ancha para cualquier noche,
Excepto para el Cielo –
Si es que eso, el Cielo – en verdad – va a redimir –




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