Los hombres y las pléyades
pasan muy desapercibidos
hasta que un impensado cielo
revela el hecho de que cada
uno fue raptado
de la vista, para siempre –
Miembros de lo invisible
que existen solo mientras
miramos fijamente,
en ocasiones con leguas que
no se pueden rebasar,
como el aire –
¿Por qué no impedimos que se
fueran?
Los cielos, con una sonrisa,
rozan nuestras decepcionadas
cabezas,
y no dicen ni una sílaba –
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