He sido transferida – Ya no
pertenezco a ellos –
El nombre que ellos, con
agua, me arrojaron a la cara
dentro de la capilla aldeana
ahora ha dejado de ser útil.
Pueden ponerlo junto a mis
muñecas,
mi infancia y la cadena de
carretes
que también dejé de –
enhebrar –
Antes, bautizada sin
elección,
pero esta vez bautizada
conscientemente,
de gracia – al más supremo
nombre –
Llamada a mi plenitud – la
media luna cayó –
Se colmó el arco entero de la
existencia
con una – pequeña diadema –
Coronada en mi segundo rango
–
El primero demasiado pequeño
–
Cantando victoria – sobre el
pecho de mi padre –
Una casi inconsciente reina –
Pero esta vez – adecuada –
erguida,
Capaz de elegir
o de rechazar.
Y elijo, justamente, una
corona –
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