viernes, 1 de abril de 2016

327


Cómo gotean de atardecer las antiguas montañas.
Cómo arden los abetos.
Cómo queda cubierto por cenizas el pardo pastizal
gracias al sol, hechicero –

¿Tengo acaso los labios del flamenco
para arriesgarme a decir
cómo brindan escarlata las antiguas torres
hasta que la mirada se rebosa? –

cómo merma, después, el fuego igual a oleadas –
rozando toda la hierba
como un rasgo – de zafiro – que desaparece –
cuando pasa una duquesa –

cómo gatea un pequeño atardecer sobre la aldea
hasta que las casas quedan manchadas,
y la insólita antorcha – nadie la empuña –
reluce en la calle –

cómo se hace de noche – en el nido,
en el cubil – y donde estuvo el bosque –
apenas una cúpula del abismo se da vuelta
combándose en soledad –

Estas son las visiones que revolotearon sobre Guido –
Tiziano – nunca habló de esto –
Y Domenichino, paralizado de oro –
sólo dejó caer su lápiz –



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