domingo, 17 de abril de 2016

361

Como flores que oyeron noticias de rocíos
pero nunca tuvieron en cuenta que la generosa recompensa
esperaría – a sus sencillas fuentes –

O como abejas – quienes pensaron que el nombre del verano
era algún rumor delirante.
No habría – verano – para ellas.

O como criaturas árticas, inquietas y confusas –
por el presentimiento del trópico – que algún ave viajera
trajo al bosque –

O como señal luminosa del viento al oído –
que transforma lo común y severo
en algo dichoso y familiar –

antes de que el cielo – inesperado – llegue
a vidas que concebían al tributo religioso
como un salmo muy presuntuoso –


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