En mi jardín un pájaro
Trota sobre una pequeña rueda
–
Cuyos radios hacen cierta
escalofriante música
Como si se tratara de un
molino viajero –
Él nunca se detiene, pero
descansa
Sobre la rosa más madura –
Departe un poco con ella sin
posarse,
Y canta alabanzas al irse,
Tras haber probado cada
especia –
Es en ese momento cuando su
encantada calesa
Se bambolea hacia atmósferas
más remotas –
Y entonces me junto con mi
perro,
Él y yo dudamos
De si estábamos muy
categóricos –
De si era el jardín del
cerebro
Quien nos conducía a la
curiosidad –
Pero él, el mejor de los
lógicos,
Remite mi torpe mirada –
A unos capullos que
justamente están vibrando.
Exquisita respuesta.
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