Nos dejan con el infinito.
Pero el infinito – no es un
hombre –
Sus dedos tienen el tamaño de
puños –
Sus puños tienen el tamaño de
hombres –
Y quien esté formado por él
se levantará con su brazo
como el Himalaya –
suspendido ligeramente en su
mano
el sempiterno zapato de
Gibraltar.
Así pues, camarada, confía en
él –
Tú por ti y yo – por mí y por
ti.
La eternidad es amplia,
y muy veloz si es verdadera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario