lunes, 11 de abril de 2016

346

Le mostré alturas que ella nunca había visto –
“¿Quieres subir?” pregunté,
“No así” – respondió –
“Conmigo” – dije - ¿Subirías conmigo?
Le mostré secretos – el nido de la mañana –
la soga por la cual pueden entenderse las noches –
Y ahora – “¿puedes tenerme como invitada?”
Ella no lograba encontrar su “sí” –
Entonces detuve mi vida –
Y he aquí que una luz brilló solemne para ella,
más grande mientras más apartaba su rostro –
¿Acaso podría ella seguir diciendo “no”?



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