Hubo un pequeño – muy pequeño
bote
que renqueaba por la bahía.
Hubo un galante – muy galante
mar
llamándolo a través de señas.
Hubo una voraz, muy voraz ola
que de la costa lo tragó –
Ni las esplendorosas velas
adivinaron
que estaba perdida mi
diminuta embarcación.
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