miércoles, 17 de febrero de 2016

208


Una pluma del añepero
que canta eternamente –
cuyas galerías son el sol cuando nace –
cuyas estrofas son los manantiales –

cuyo nido de esmeralda –
es tejido por diversas edades –
con melosa – susurrante madeja –
cuyo huevo de berilo
es lo que los chicos de la escuela –
buscan durante el recreo, en las alturas.


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