sábado, 13 de febrero de 2016

195


La victoria llega tarde –
y es mal vista por los labios helados –
absortos en exceso con la escarcha –
como para recibirla.
Cuán dulce hubiera sabido –
solo una gota –
¿Era Dios así de ahorrador?
Su mesa es demasiado alta para nosotros –
a menos que comamos en puntas de pie –
Las migajas – caen bien a bocas tan pequeñas –
Las cerezas – les encantan a los petirrojos –
los asfixia el dorado desayuno del águila –

Que Dios quiera cumplir su promesa a los gorriones –
quienes saben cómo desfallecer – de poco amor –


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