Lo que fuimos – ese después
del horror –
Nosotros, que cruzamos el
embarcadero
mientras se despedazaba –
del mismo modo en que la
migaja de granito
dejó pasar – por un pelo a
nuestro salvador –
Un segundo más y habríamos
caído muy abajo
como para que un pescador
lograra avizorarnos –
El perfil mismo del
pensamiento
recoge, reduce el recuerdo –
La posibilidad – de cruzar
a la presencia misma de la
conjetura
sin sonidos de campana propios
de un acontecimiento –
es como un rostro de acero –
que de repente mira muy
adentro del nuestro
con una metálica mueca –
La cordialidad de la muerte
taladraba su propia
bienvenida –
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