“Qué voy a hacer” – dice
entre muchos lloriqueos –
este pequeño perro dentro del
corazón –
con ladrido y estrépito –
todo el día, toda la noche –
Aun así - ¿no querrá irse?
Lo desatarías – si fueras
como yo –
¿Dejaría de ladrar
si te lo enviara – ahora
mismo?
No te molestaría – junto a tu
silla –
o sobre la alfombra – o si se
atreviera –
a encaramarse en tu inquieta
rodilla –
o podría ir –
de vez en cuando –
cuando tú quisieras – a
correr junto a ti –
Díselo a Carlo – Él me dirá.
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